LOGIA DE FRANCISCO DE MIRANDA N°37

GRANDES PERSONAJES  CHILENO

Oscar Castro Zuñiga

Poeta Chileno

Óscar Castro nació en Rancagua el año 1910. Su obra literaria abarcó dos segmentos bien determinados y, en parte, diferentes estilísticamente. Por una parte, su poesía, de matices melancólicos, leves, transparente en su lenguaje, diáfana y lírica en sus metáforas, de una métrica impecable y de gran maestría en la composición de romances, que se aprecia en libros como Viaje del alba a la noche de 1938, avalado por un prólogo de Augusto D'Halmar, Las alas del fénix, de 1943, o el póstumo Glosario gongorino, publicado en 1948. Por otra parte, su narrativa, que en cuentos como Huellas en la tierra de 1940 y La sombra de las cumbres de 1947, se muestra más realista, cercana al criollismo. En sus novelas, entre las que destaca Llampo de sangre, el estilo y los temas de Óscar Castro son aun menos poéticos y adhieren un realismo crudo y visceral. En cambio, sus textos autobiográficos que conforman Comarca del jazmín, publicado en 1945 por Colección La honda de Ediciones Cultura, donde retrata su niñez y entrega una vívida visión de su ciudad natal, Rancagua, mantienen la gracilidad lingüística y el lirismo poético que despliega en su poesía.

La voz lírica de Óscar Castro es de una originalidad casi excéntrica dentro de la poesía chilena, que va desde una asimilación muy personal de Federico García Lorca y el cancionero tradicional, llevándolo a temas propios del campo y la provincia de la zona central chilena; así como una lírica de tono mayor, más profunda, que entronca con Walt Whitman y Luis de Góngora. A pesar de los disímiles poetas tutelares, en toda su poesía se mantiene, reconoce y evoluciona una voz personal y única, con el inconfundible sello de Óscar Castro: claridad, transparencia, humanismo, amor y erotismo, justicia social y un prolijo y cuidado manejo del lenguaje, de la palabra precisa, del adjetivo justo.

Según la biografía que publicó Gonzalo Drago en 1973, Óscar Castro, el hombre y el poeta. Epistolario, o la biografía escrita por Isolda Pradel, su esposa, él fue un hombre que vivió siempre en condiciones precarias, trabajando periódicamente como profesor de castellano, entre Rancagua y un Santiago inhóspito de frías pensiones y hospitales, y acosado por el mal endémico de la tuberculosis. Su enfermedad y apuros económicos, no constituyeron obstáculos para que fuera adquiriendo contacto con otros hombres de letras y continuara animando en su ciudad natal múltiples actividades literarias, como encuentros o recitales poéticos, a través del grupo literario Los inútiles y la Alianza de Intelectuales de O'Higgins. Óscar Castro murió el 1 de noviembre de 1947.
Pablo Neruda
Poeta Chileno
Esta lista no estaría completa si no incluyéramos al que Gabriel García Márquez describió como “El más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma” y es que aunque pueda parecer exagerado, sus libros han sido traducidos en más de 35 idiomas.

Aunque todos lo conocemos como Pablo Neruda, la verdad es que originalmente solía llamarse Ricardo Eliezer Neftalí Reyes Basoalto, un nombre que posteriormente cambiaría de forma legal por su seudónimo.

Este ilustre artista tuvo también un duro comienzo ya que el primer libro de su autoría no contó con el apoyo de ninguna imprenta, por el contrario debió costear su publicación con la venta de algunas de sus prendas más preciadas, tal como su recordado reloj el cual fue un obsequio de su padre.

Obras como “Residencia en la tierra”, “Canto general” y “Estravagario” son tan solo algunas de las piezas que forman parte del amplio repertorio literario que lo convirtieron en el poeta más influyente del hemisferio occidental.
Gabriela Mistral
poeta chilena
Nacida en un hogar modesto en el año de 1889, la poetisa conocida como Gabriela Mistral fue realmente bautizada por sus progenitores con el nombre de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga.

Un dato que algunos desconocen es que el seudónimo que eligió para identificar las obras de su autoría está inspirado realmente en dos de sus poetas favoritos: Gabriele d´Annunzio y Frédéric Mistral.

Hablando de inspiración, también cabe destacar que pese a que su padre abandonó su hogar cuando la poetisa apenas tenía 3 años de edad, fue a partir de algunos versos escritos por él que Mistral comenzó a apasionarse por el mundo de la poesía.

Sus primeras obras datan del año de 1904, cuando la precoz autora tan solo contaba con 15 años de edad, época en la que además inició su vida laboral como ayudante para posteriormente ser ascendida a docente.

Entre sus libros más reconocidos y elogiados podemos mencionar: “Tala”, “Desolación”, “Ternura” y “Lagar”; obras que la hicieron merecedora del premio Nobel de literatura y que la convirtieron en una figura de gran prestigio, permitiendo forjar un legado enriquecedor para las futuras generaciones.
Alberto Hurtado
Religioso
"Dar hasta que duela". Quizás esta frase define mejor que nada al Padre Hurtado, uno de los personajes más apasionantes de la Iglesia Católica contemporánea en Chile y en el mundo. Su profunda fe, su personalidad envolvente y atractiva, su capacidad de captar el cambio ideológico y cultural del tiempo que le tocó vivir y la vehemencia con la que desempeñó un sinnúmero de ocupaciones a lo largo de su corta vida, hacen de él una figura única.

Luis Alberto Miguel Hurtado Cruchaga nació en Viña del Mar, en el seno de una empobrecida familia aristocrática. Cuando tenía cuatro años, su padre murió, quedando Alberto y su hermano menor al cuidado de la madre, junto a quien se trasladaron a Santiago, a casa de unos tíos.

Aunque desde muy pequeño su única vocación fue el sacerdocio, estudió Derecho en la Pontificia Universidad Católica, recibiéndose a los veintidós años. Sólo días después de terminar esa carrera, ingresó al noviciado de los jesuitas en Chillán, iniciándose en la profesión que constituía su genuina vocación.

Su ordenación sacerdotal tuvo lugar en Lovaina, Bélgica, a muchos kilómetros de Chile. Su estada en Europa fue intensamente aprovechada para el estudio de temas que lo adiestrarían para conseguir una de las metas que más deseaba: el trabajo con jóvenes. En 1936 regresó a Chile como flamante doctor en Psicología y Pedagogía a realizar clases de religión en el que fuera su colegio durante la enseñanza primaria y secundaria: el San Ignacio. Iniciaba así una vida de intenso trabajo, en la cual la profesión docente sería sólo uno de sus múltiples frentes de lucha.

Hacia 1941, Alberto Hurtado fue nombrado Asesor Arquidiocesano de la Juventud Católica. Las especiales características de su personalidad hicieron de él un influyente modelo para los jóvenes de la época, a quienes dirigió diversas obras entre las que se cuentan: Mensaje a los jóvenes e Influencia de los Medios de Comunicación en la Juventud. Fue fundador y primer director de la revista Mensaje.

Otra de sus preocupaciones fue la condición de vida de los obreros. Insistentemente, abogó por la sindicalización de los trabajadores como medio principal de mejorar su calidad de vida, de superar las desigualdades y de implantar un orden social cristiano. Con esta finalidad fundó la Asociación Sindical Chilena (ASICH). Todo ello, unido a su pertinaz crítica al modo de vida de la clase alta chilena, le valió la antipatía de personas influyentes que, acusándolo de tener "ideas avanzadas en el plano social", lograron que presentara su renuncia al cargo de asesor de la Juventud Católica.

Junto con los jóvenes y los obreros, su causa se dirigió al extremo más duro de la pobreza: la indigencia. El mismo repetía: "Acabar con la miseria es imposible, pero luchar contra ella, es deber sagrado". Hasta el día de hoy muchos lo recuerdan recorriendo las calles con su camioneta verde, recogiendo niños, adultos y ancianos indigentes. Fue esta labor la que dio origen al Hogar de Cristo, consistente en hospederías y hogares de niños y ancianos que están en todo el país, y que constituyen la obra que mayor renombre ha dado al Padre Alberto Hurtado y uno de los principales hitos en su biografía.

Su temprana muerte en 1952 producto de un cáncer, provocó la pesadumbre de muchos chilenos que hasta hoy recuerdan su vida y obra con cariño y devoción.

El 16 de octubre de 1994, tuvo lugar un evento largamente esperado por todos los seguidores del Padre Hurtado; fue beatificado por el Papa Juan Pablo II. El 23 de octubre del 2005 el Papa Benedicto XVI canonizó al Padre Alberto Hurtado, declarándolo santo de la Iglesia Católica.
Salvador Allende
Ex Presidente de Chile
Salvador Allende fue el presidente que intentó instaurar el socialismo en Chile por la vía democrática. Nació en 1908, en el seno de una familia de la alta clase media de Valparaíso. Desde su época de estudiante en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile mostró su vocación por el servicio público. En 1929 integró el grupo político universitario Avance y en 1933, cuando se fundó el Partido Socialista de Chile, Allende, con 25 años de edad, fue su primer secretario regional. Médico, socialista y masón; poseía el perfil característico del político chileno progresista y laico de la primera mitad del siglo XX. Se tituló de médico cirujano y desde el comienzo de su carrera se dedicó a la medicina social, publicando diversos trabajos sobre salud pública, como La realidad médico social chilena. Ingresó muy joven a la masonería y perteneció a la famosa Gran Logia de Chile. Antes de cumplir 30 años fue elegido diputado por Valparaíso y Quillota. Participó activamente en la fundación del Frente Popular y fue nombrado Ministro de Salubridad, Previsión y Asistencia Social en el gobierno de Pedro Aguirre Cerda. En 1945 fue elegido senador y se mantuvo en este cargo hasta 1970. Cuatro veces fue candidato a la Presidencia de la República, representando a una alianza cuya base la conformaban los partidos socialista y comunista: 1952, 1958, 1964 y 1970.

Fue en la última postulación, la de 1970, en la que Allende venció democráticamente y llegó a La Moneda apoyado por una agrupación de partidos de izquierda, la Unidad Popular. En esas elecciones, Salvador Allende obtuvo la mayoría con el 36% de los votos y le siguió Alessandri con el 34,9% de los votos. Al no obtener mayoría absoluta el Congreso tuvo que ratificar el triunfo. El 24 de octubre de ese año "en el Congreso Pleno Salvador Allende fue elegido Presidente con 153 votos contra 35 por Jorge Alessandri" (Fermandois, Joaquín. La Revolución inconclusa, CEP, 2013, p.252).

Por primera vez en la historia, y causando expectación en el mundo entero, un político socialista y marxista llegaba al gobierno a través de la votación popular. El gobierno de Salvador Allende inició, entonces, una experiencia difícil y única: llevar al país a transitar por una vía democrática hacia el socialismo. Allende, junto a un grupo importante de sus seguidores, estaba convencido de que el socialismo podía construirse sobre la base de las tradiciones democráticas chilenas. En este sentido, fue significativo que una de las pocas leyes aprobadas en el parlamento fue la nacionalización de la gran minería del cobre. Sin embargo, la naturaleza radical del programa de gobierno despertó una frontal oposición, tanto en el interior del país como a nivel internacional. En medio de un contexto en que aún primaba la política de Guerra Fría, el gobierno norteamericano decidió utilizar todas las armas necesarias con el objetivo final de derrocar al gobierno chileno. Durante 1972, diversos gremios paralizaron sus actividades; entre ellos, la locomoción colectiva y el transporte. El desabastecimiento de artículos de primera necesidad y los persistentes rumores de golpe militar, contribuyeron a crear en la población una sensación colectiva de desgobierno. El 11 de septiembre de 1973, el gobierno de la Unidad Popular fue derrocado por un golpe de Estado encabezado por el general Augusto Pinochet. Luego de conformarse una Junta Militar, ésta emitió un primer comunicado solicitando al presidente Allende la entrega inmediata de su cargo a las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile. Allende resistió junto a sus más leales colaboradores en el Palacio de La Moneda y advirtió a sus cercanos que moriría en el lugar donde lo había puesto el pueblo: como Presidente de Chile. Antes de ser bombardeada la casa de gobierno, dirigió sus últimas palabras y, a las dos de la tarde, antes de que los militares entraran al palacio, Salvador Allende se suicidó.




Arturo Prat

Héroe Naval Chileno

(Arturo Prat Chacón; Ninhue, Ñuble, 1848 - Iquique, 1879) Marino y héroe de guerra chileno. Enrolado desde muy joven en la marina, con menos de veinte años se distinguió en diversos combates en la Guerra contra España (1864-1866); prosiguió luego su formación hasta ser ascendido a capitán de corbeta.


Arturo Prat

En los inicios de la Guerra del Pacífico (1879-1883), que enfrentó a Chile con Perú y Bolivia, se le encomendó la misión de mantener el bloqueo sobre el puerto peruano de Iquique. Al mando de una antigua corbeta, la Esmeralda, y junto con Carlos Condell de la Haza, capitán de la goleta Covadonga, Arturo Prat ordenó resistir al embate sorpresivo de dos poderosos blindados peruanos en el combate naval de Iquique (1879), y entregó valerosamente su vida en el abordaje al buque enemigo, sin llegar nunca a arriar el pabellón chileno.

Biografía

Hijo de Pedro Agustín Prat Barril y María Luz Rosario Chacón y Barrios, su familia se trasladó a Santiago a causa de una enfermedad del padre. En 1856, a los ocho años, el pequeño Arturo ingresó en la Escuela de La Campana, donde destacó por su conducta y rendimiento.

Después de él nacieron cuatro hermanos más, lo que empeoró la situación económica familiar. En 1858, los Prat se trasladaron a Valparaíso, donde contarían con la protección de su tío Jacinto Chacón, abogado, intelectual y escritor que se había casado en segundas nupcias con Rosario Castañeda, viuda que tenía un hijo de su primer matrimonio: Luis Uribe.

Bajo la influencia de su tío, Arturo Prat y Luis Uribe ingresaron en la recién creada Escuela Naval; tenían, respectivamente, diez y doce años. En 1861, como aspirante a guardiamarina, Arturo fue asignado a la corbeta Esmeralda, donde tuvo como comandantes a Manuel Escala, José Anacleto Goñi y Juan Williams Rebolledo. Tres años más tarde, después de aprobar su examen final, obtuvo el grado de guardiamarina.

La Guerra contra España (1864-1866)

En abril de 1864, la marina española ocupó las Islas Chincha, pertenecientes al Perú; la invasión de este pequeño archipiélago, situado frente a la bahía peruana de Paracas y rico en guano, desató la Guerra contra España, también llamada Guerra hispano-sudamericana o Primera Guerra del Pacífico. A partir de septiembre de 1865, Chile intervino en el conflicto en apoyo del Perú, sellando una alianza contra la antigua metrópoli.

En el transcurso de la contienda, y en tanto que miembro de la tripulación de la corbeta Esmeralda, Arturo Prat participó en el combate de Papudo (1865). La Esmeralda, al mando de Juan Williams Rebolledo, capturó la goleta española Covadonga. El 29 de noviembre del mismo año Arturo Prat fue ascendido al grado de teniente segundo, en reconocimiento de su valeroso comportamiento en combate.


Prat a los dieciséis años, recién obtenido el grado de guardiamarina

Un año después participó en el combate de Abtao: el 3 de febrero de 1866, la goleta Covadonga, ahora bajo pabellón chileno, llegó al puerto de Abtao, donde junto con otros barcos se enfrentó con las fragatas españolas Blanca y Villa de Madrid, y forzó la retirada de ambos buques. Tras esto, la flota aliada chileno-peruana se reunió en el puerto de Valparaíso. Aunque poco después del combate de Callao (2 de mayo de 1866) las hostilidades finalizaron con la retirada de la escuadra española, hubo que esperar hasta 1871 para que se firmase un armisticio.

Concluidas la operaciones de la Guerra contra España, el joven Arturo Prat cumplió eficientemente las misiones que le fueron encomendadas y durante los trece años siguientes se aplicó a su carrera militar y administrativa, a la vez que completaba su formación. En 1868 le correspondió llevar víveres y auxilio a los damnificados por el terremoto del Perú. Ese mismo año Arturo Prat fue comisionado para volver a ese país para repatriar los restos del Libertador Bernardo O'Higgins.

En 1870, con el grado de teniente primero, Prat pidió permiso para iniciar la carrera de derecho en la Universidad de Chile. En medio de esas gestiones, fue nombrado segundo comandante del vapor Arauco y, más tarde, se integró en el cuerpo docente de la Escuela Naval. El 12 de febrero de 1873 ascendió a capitán de corbeta graduado, y un año después a capitán de corbeta efectivo. En 1878 terminó sus estudios y recibió el título de abogado. Como jurisconsulto le correspondió defender a sus compañeros frente a difíciles trances, como el que vivió su pariente político Luis Uribe, quien fue acusado de desobediencia por un superior.


Poco tiempo después fue destinado a la gobernación marítima, donde ayudó a redactar el proyecto de ley de navegación, que fue aprobado y entró en vigor en julio de 1878. También participó en la preparación de un proyecto preliminar de Código Marítimo, y dictó clases en la Escuela Benjamín Franklin, que impartía enseñanza nocturna a adultos. A los veinticinco años, Arturo Prat se había enamorado de Carmela Carvajal Briones y, cuando fue nombrado capitán de corbeta (1874), se casaron. Ella tenía 19 años. La pareja tuvo tres hijos, el primero de los cuales murió a los ocho meses; luego nacieron Blanca Estela y Arturo.

La Guerra del Pacífico (1879-1883)

Mientras el joven oficial desarrollaba su prometedora carrera, una nueva contienda bélica venía larvándose: la Guerra del Pacífico (1879-1883), que enfrentó a Chile contra Perú y Bolivia por el control de la explotación del salitre en la zona de la pampa del Tamarugal, en la provincia de Tarapacá. Violando un tratado anterior, el presidente de Bolivia, Hilarión Daza, dictó en 1878 un aumento del impuesto sobre las exportaciones del nitrato de Antofagasta; cuando la Compañía de Salitres de Antofagasta, de capitales chilenos y británicos, se negó a pagar el impuesto, el gobierno boliviano expropió y subastó la compañía. Chile respondió con la ocupación militar de Antofagasta, y Bolivia con una inmediata declaración de guerra. Lejos de mantener la neutralidad que le había solicitado el gobierno chileno, el Perú se sumó al conflicto apoyando a los bolivianos.

Para todos los contendientes, aquél era un conflicto que planteaba enormes dificultades. El escenario territorial en disputa se encontraba a centenares de kilómetros de los centros políticos y militares de cada país; la inexistencia de caminos, la falta de agua y las distancias que había que recorrer para el abastecimiento de la tropa serían el principal escollo para quien aspirase a controlar ese espacio. Era crucial, por lo tanto, obtener el control del océano para poder mantener una línea marítima de abastecimiento y movilización de hombres, armas y caballos; hacia ese objetivo se orientaron los primeros enfrentamientos.


El combate de Iquique (óleo de Thomas Somerscales)

La campaña marítima se desarrolló entre abril y diciembre de 1879. Chile contaba con dos blindados recién llegados desde Inglaterra, el Cochrane y el Blanco Encalada, a los que se agregaban cinco barcos de madera, las corbetas O'Higgins, Esmeralda, Magallanes y Chacabuco, y la goleta Covadonga. Pero el gobierno chileno actuó de forma lenta y descoordinada durante esta etapa. Fuertes discrepancias entre el almirante Juan Williams Rebolledo y el ministro de Guerra, Rafael Sotomayor, demoraron la decisión de atacar directamente el puerto peruano de El Callao, donde se hallaba anclada la flota enemiga. En lugar de ello, la escuadra chilena sometió a bloqueo el puerto de Iquique, que pertenencia entonces al Perú, con la idea de atraer la flota peruana a mar abierto.

Al no obtener respuesta a esta acción, el grueso de la armada chilena siguió su ruta hacia al norte con el objetivo de atacar El Callao. Antes de partir, el almirante Juan Williams Rebolledo confió la misión de mantener el bloqueo del puerto de Iquique a dos de sus naves: la Esmeralda y la Covadonga, capitaneada la primera por Arturo Prat y la segunda por Carlos Condell de la Haza. Se trataba de una misión secundaria, y por ello se dejó en manos de los barcos más débiles: la corbeta Esmeralda era la más antigua de la flota, y la goleta Covadonga arrastraba daños en sus máquinas.

El combate naval de Iquique (1879)

Pero el presidente del Perú, Mariano Ignacio Prado, había ordenado a la escuadra de su país zarpar hacia el sur el mismo día (17 de mayo de 1879) en que la chilena tomaba rumbo norte. Sorprendentemente, ambas flotas se cruzaron sin verse: la peruana iba pegada a la costa, mientras que la chilena navegaba mar adentro. En su escala en Arica, el almirantazgo peruano tuvo noticia de que el puerto de Iquique estaba siendo bloqueado por dos débiles embarcaciones chilenas, y envió contra ellas a sus buques insignia: el monitor Huáscar, comandado por Miguel Grau, y la fragata blindada Independencia, al mando de Juan Guillermo Moore.

Al alba del 21 de mayo de 1879, Arturo Prat se enteró de con qué poderosísimos navíos había de enfrentarse para cumplir su misión de mantener el bloqueo de Iquique: aproximadamente a las siete horas, el vigía de la goleta Covadonga dio la señal de que se acercaban los acorazados peruanos; el comandante de la Covadonga, Carlos Condell de la Haza, comunicó por medio de señales al capitán de la Esmeralda, Arturo Prat, la llegada de los buques peruanos al puerto de Iquique.

El combate de la rada de Iquique se trabó esa misma mañana del 21 de mayo de 1879. Una hora y media después del primer avistamiento, una corbeta de madera como la Esmeralda hubo de emprender desigual lucha con los cañones del blindado Huáscar y la artillería del puerto de Iquique en tierra firme. Al cabo de unas horas de intenso cañoneo, el comandante del monitor Huáscar, Miguel Grau, decidió suspender el fuego y resolver rápidamente la refriega lanzando el espolón del Huáscar sobre la corbeta Esmeralda, que, alcanzada por varios proyectiles, se hallaba cerca de la costa, con las calderas inutilizadas y numerosas vías de agua.


Muerte de Arturo Prat (óleo de Thomas Somerscales)

Hacia las once y media, el Huáscar atravesó con su espolón a la débil Esmeralda. El capitán Prat optó por la decisión más difícil: desafiar a la muerte y combatir sin rendir el pabellón patrio, ordenando el abordaje. Tras arengar a sus hombres, saltó al abordaje del Huáscar, y falleció acribillado en la cubierta junto con el sargento Juan de Dios Aldea y otro marinero. En un segundo espolonazo saltó el teniente Ignacio Serrano y una docena de marineros, que tuvieron el mismo destino que Prat. Los que siguieron combatiendo fueron el teniente Luis Uribe, que asumió el mando, y el guardiamarina Ernesto Riquelme. No obstante, al tercer espolonazo que le propinó el Huáscar, la Esmeralda comenzó lentamente a hundirse sin arriar la bandera chilena.

Entretanto, la fragata peruana Independencia perseguía a la goleta chilena Covadonga, que había abandonado la bahía en dirección sur y alcanzado una zona denominada Punta Gruesa. Aprovechando su menor calado, los chilenos navegaban cerca de la costa para eludir el ataque, y supieron sortear el fondo rocoso de aquella área; la fragata Independencia, en cambio, quedó encallada, y sufrió entonces el acoso de los chilenos hasta que el Huáscar acudió en ayuda del navío varado, forzando la huida de la goleta Covadonga.

El abordaje de Prat fue visto como una heroicidad incluso por los periódicos peruanos; la prensa de todo el mundo difundió su hazaña, y para Chile se transformó en un símbolo de patriotismo frente a la adversidad. Notable fue asimismo la actitud del comandante peruano Miguel Grau, quien, tomando la espada y otros objetos personales del capitán Prat, los envió a su viuda junto a una sentida carta de elogio y pésame por su contrincante.

Pese a la aparente victoria del Perú, que había logrado romper el bloqueo y hundir o poner en fuga las naves enemigas, el combate de Iquique arrojó un saldo favorable a Chile en la medida en que la fragata blindada Independencia había sido destruida, quedando la flota peruana reducida a un único blindado, el Huáscar. Al mando del Huáscar, Miguel Grau prolongó tenazmente la resistencia hostigando las costas y barcos chilenos durante algunos meses, hasta ser vencido por la armada chilena en el combate de Angamos (8 de Octubre de 1879), que aseguró a Chile la supremacía marítima.
Claudio Arrau
Pianista Chileno
(Claudio Arrau León; Chillán, 1903 - Mürzzuschlag, Austria, 1991) Pianista chileno considerado uno de los más prodigiosos intérpretes de todos los tiempos. El repertorio de Arrau, muy vasto, abarcaba desde Bach hasta los autores contemporáneos, pasando por Mozart, Beethoven, Liszt, Schubert, Chopin o Debussy. Arrau no fue sólo uno de los más destacados pianistas del siglo XX (cuyo magisterio ha quedado conservado en sus numerosas grabaciones discográficas) sino también uno de los últimos continuadores de una tradición interpretativa que hunde sus raíces en Franz Liszt: aquella que considera el virtuosismo técnico únicamente como un medio para servir a la música, y no como un fin en sí mismo.

Claudio Arrau (c. 1941)
Hijo de Carlos Arrau y Lucrecia León, fue su madre, aficionada al piano, quien lo introdujo en el mundo de la música. A los cinco años, el precoz Claudio ofreció su primer concierto en Santiago de Chile en el Palacio de la Moneda, donde interpretó obras de Mozart, Beethoven y Chopin frente al presidente de la República, Pedro Montt, y otras autoridades.

A los siete años, en 1910, recibió una beca del gobierno de Chile para estudiar música en Alemania, país donde residió durante once años; en Berlín tuvo como maestro a Martin Krause, uno de los últimos discípulos de Liszt. En sus años de formación ofreció recitales en diversas ciudades de Alemania, Reino Unido y Escandinavia. Antes de cumplir los veinte años había sido galardonado en dos oportunidades con el premio Liszt, y más tarde obtuvo el Grand Prix International des Artistes. Contrajo matrimonio con la cantante Ruth Schneider, con quien tuvo tres hijos.

Tras su retorno a Chile, en 1921, Arrau visitó Estados Unidos en 1924 y en ese país ofreció conciertos con las orquestas sinfónicas de Boston y Chicago. Ese mismo año regresó a Berlín, donde le fue ofrecido un cargo de profesor en el conservatorio local, pero prefirió continuar con sus giras y recitales. Su figura se hizo legendaria entre el público de Alemania y Austria debido a su conocimiento y dominio de las obras de los principales compositores de estos países, en particular de Ludwig van Beethoven.

En 1935 ofreció una serie de doce recitales en la capital alemana en los que interpretó el conjunto de piezas para teclado de Johann Sebastian Bach, haciendo lo mismo al año siguiente con las obras de Wolfgang Amadeus Mozart. Dos años más tarde, en una gira por Chile, Argentina y México, sus conciertos incluyeron las sonatas y conciertos para piano de Beethoven.

Arrau ya era un intérprete de fama mundial a fines de la década de 1930. El endurecimiento del régimen nazi lo llevó a abandonar Alemania y en 1941 se trasladó a Estados Unidos, fijando su residencia permanente en Nueva York, una ciudad que Arrau consideraba su hogar, aunque pasó gran parte de su vida viajando por el mundo, con una vitalidad asombrosa que le permitió realizar giras y recitales hasta después de cumplir ochenta años. A partir de 1941, en efecto, Arrau prosiguió su carrera en los escenarios cosechando éxitos y honores por todo el mundo.

Además de uno de los grandes pianistas del siglo, Arrau fue un sistemático estudioso de la literatura pianística del Clasicismo, el Romanticismo y el Impresionismo, de la que nos dejó grabaciones con frecuencia integrales (así de la música pianística de Frédéric Chopin o Beethoven) que constituyen auténticos hitos de la interpretación. Fue también destacado intérprete de Bach desde su juventud, aunque un estudio detallado de la obra de Bach lo llevó a negarse a interpretarla en piano por considerar que el complicado contrapunto de cantor de Leipzig no quedaba suficientemente bien retratado en el sonido brillante y lleno de armónicos del piano moderno. Por esta razón impidió que se publicaran sus grabaciones, por demás magistrales, de El Clave Bien Temperado y los Ejercicios para Clave, que se dieron a conocer póstumamente.

Sorprende tal rigor (el intérprete señaló que interpretaría de nuevo a Bach el día que supiese tocar el clave) en época tan temprana, cuando apenas comenzaba a desarrollarse de nuevo la técnica clavecinística, mirada poco menos que como un capricho de purista por intérpretes y público. Es una muestra, sin duda, del cuidado con que Arrau afrontaba la música que iba a interpretar. No nos encontramos, sin embargo, con interpretaciones retóricas e historicistas; muy al contrario, Arrau se caracterizó siempre por lo poco ostentoso de su interpretación y por la hondura del sentimiento que transmite, para el que se vale en ocasiones de tiempos muy lentos que no disminuyen la expresividad y que muestran su maestría técnica.

Como parte de sus estudios musicológicos merece destacarse su edición de las Sonatas para piano de Beethoven, realizada para la editorial Peters. En 1967 creó los Fondos Claudio Arrau para ayudar a la formación de jóvenes músicos. De entre los honores alcanzados, es digna de mención la Medalla Hans von Bülow que le concediera en 1978 la Filarmónica de Berlín. En 1980 obtuvo el Premio Nacional de Arte de Chile. Sus restos descansan en su patria natal, en la ciudad de Chillán.
Isabel Allende
Escritora Chilena
Isabel Allende Llona, escritora y periodista chilena, recibió, en medio de polémicas, el Premio Nacional de Literatura el año 2010; es reconocida mundialmente por su obra narrativa, la que ha sido traducida a más de treinta idiomas y ha vendido millones de copias en todo el mundo.

Nació el 2 de agosto de 1942 en la ciudad de Lima, Perú, del matrimonio de Francisca Llona Barros con el diplomático Tomás Allende Pesce, primo del expresidente Salvador Allende. A los tres años de edad, tras la separación de sus padres, regresó a Chile junto a su madre y hermanos; permaneció en el país hasta 1953, año en que se trasladaron a Bolivia primero y luego a Beirut, Líbano, junto al segundo marido de su madre, el diplomático Ramón Huidobro. Cinco años más tarde, en 1958, la joven Isabel volvió a establecerse en Chile, donde se inició en el mundo laboral trabajando para la FAO, organismo de las Naciones Unidas, y se casó con Miguel Frías, con quien tuvo dos hijos, Paula y Nicolás.

La relación de Isabel Allende con la escritura profesional comenzó en 1967, con su trabajo periodístico en la revista Paula. En esta publicación dirigida principalmente a mujeres formó parte del equipo editorial, redactó reportajes, realizó entrevistas y hasta tuvo su propia columna de humor, llamada "Los impertinentes". Durante esta época participó en televisión y en otros medios escritos como la revista infantil Mampato -la que dirigió entre los años 1973 y 1974- y escribió las obras de teatro El embajador (1971), La balada del medio pelo (1973) y La casa de los siete espejos (1975).

Instalada la dictadura militar en Chile, en 1975 Isabel Allende decidió abandonar el país junto a su familia rumbo a Venezuela, nación donde residió por trece años. Allí emprendió su carrera como novelista con la publicación de La casa de los espíritus en 1982. La positiva recepción y el éxito de ventas de su ópera prima prepararon el camino para sus dos siguientes novelas: De amor y de sombra (1984) y Eva Luna (1987), títulos que le granjearon una notable popularidad que trascendió rápidamente las fronteras latinoamericanas gracias a sucesivas reediciones y a la traducción de sus libros.

En 1988 la autora emigró a Estados Unidos, donde publicó Cuentos de Eva Luna (1989) y El Plan Infinito (1991). Ese mismo año su hija Paula fue hospitalizada en España, afectada de porfiria, enfermedad que la mantuvo en coma por varios meses y que, finalmente, le produjo la muerte a los 28 años de edad. Este doloroso episodio marcó una interrupción en la producción literaria de Isabel Allende, a la vez que inspiró el libro autobiográfico titulado Paula (1994), dedicado a su hija.

En 1997, con Afrodita, se inauguró la fase más prolífica de Allende, quien desde entonces ha publicado un libro al año en promedio, cuya escritura inicia cada 8 de enero. Las novelas editadas a partir de esta fecha circulan masivamente en el mercado editorial y la han posicionado en los primeros lugares de los rankings de ventas internacionales.

En su obra, Isabel Allende aborda temáticas relativas a la mujer, la memoria, el imaginario latinoamericano y su historia, principalmente por medio de la novela, pero también en libros de carácter autobiográfico. En efecto, todos sus relatos son una mezcla de ficción y realidad que aúna los productos de su imaginación con la documentación histórica y con los datos que extrae de su propia biografía o de las experiencias de quienes la rodean. En los últimos años ha incursionado también en la literatura juvenil, publicando la trilogía de aventuras Las memorias del Águila y del Jaguar.
Patricio Aylwin
Ex presidente de Chile
Patricio Aylwin Azócar nació en la ciudad de Viña del Mar, como primogénito del matrimonio entre el abogado y ex ministro de la Corte Suprema, Miguel Aylwin Gajardo y Laura Azócar Álvarez. En 1943, como alumno de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, obtuvo la licencia en Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales, con su tesina El juicio arbitral y en 1944, recibió el título de Abogado. Su carrera jurídica estuvo marcada por el ejercicio docente en distintas instituciones.

Durante el gobierno radical de Juan Antonio Ríos, Aylwin ingresó a la Falange Nacional (FN), agrupación política liderada por jóvenes disidentes del Partido Conservador y que presidió entre los años 1950-1951. Participó en la fundación del Partido Demócrata Cristiano (PDC) en el que fue elegido como presidente en 1958 y 1964, año en que además Eduardo Frei Montalva, también demócrata cristiano, fue elegido Presidente de la República.

En la elección presidencial de 1970, el papel que jugó, tanto Aylwin como los demás dirigentes demócratacristianos fue fundamental, principalmente por el alto número de parlamentarios en ambas Cámaras del Congreso. Dado que ninguna de las candidaturas logró alcanzar la mayoría absoluta de los votos, la decisión de la proclamación del presidente recayó en el Congreso. Las Cámaras consintieron en otorgar la presidencia a Salvador Allende, quien obtuvo la mayoría de los votos a cambio de un pacto de garantías democráticas que establecía una serie de condiciones al Gobierno de la Unidad Popular.

Algunos años más tarde, la crisis política que dividía al país, sumada al obstruccionismo de la oposición y al apoyo recibido por esta de Estados Unidos provocó el Golpe Militar en 1973. Varios miembros del Partido Demócrata Cristiano, entre ellos Aylwin, manifestaron su apoyo a la llegada de los militares al poder, aduciendo que el golpe castrense restablecería la normalidad institucional y con ella, la paz y unidad entre los chilenos. A poco andar se hizo evidente que el nuevo régimen no sería transitorio y que entre sus pretensiones estaba la implantación de una nueva institucionalidad que no permitiría la existencia de partidos políticos. Sumado a lo anterior, las violaciones a los derechos humanos iniciadas inmediatamente tras el golpe, impulsaron a Aylwin a participar de distintas agrupaciones tendientes a recuperar la democracia. Especial importancia adquirió en este contexto, el año 1976, cuando el partido Demócrata Cristiano se reunió para articular una importante fuerza de oposición a la dictadura.

En esa misma línea, a fines del año 1979, Aylwin creó junto a diversos representantes de sectores de la oposición, el Grupo de Estudios Constitucionales o Grupo de los 24, para trabajar en una propuesta alternativa a la nueva Constitución Política impulsada por la dictadura, la que sería aprobada vía referéndum al año siguiente. En 1983, luego de haber fracasado la movilización social masiva en contra de la dictadura, el Partido Demócrata Cristiano junto a otros partidos opositores crearon la Alianza Democrática, agrupación cuyo como objetivo era encontrar una salida política-jurídica a la dictadura, al haber fracasado la vía de la movilización masiva.

En 1987, Aylwin retomó la presidencia de la Democracia Cristiana. Uno de sus objetivos principales fue la reestructuración del partido y la reorganización de la oposición a la dictadura ante el anuncio de Augusto Pinochet de someter a plebiscito su continuidad en la presidencia y de convocar a elecciones en caso de obtener resultados negativos en la primera elección. Así, el 2 de enero de 1988 Aylwin -junto a varios dirigentes- crearon la Concertación de Partidos por el No, siendo él mismo su vocero ante la opinión pública. En octubre de ese mismo año la opción "No" en contra de Pinochet obtuvo la victoria con el 54, 6% de los votos logrando la convocatoria a elecciones presidenciales.

El 14 de diciembre de 1989, Patricio Aylwin se presentó como candidato a la Presidencia de la República en representación de la Concertación de Partidos por la Democracia, obteniendo la mayoría de la votación con un 55, 2%. El 11 de marzo de 1990, asumió como Presidente de Chile al recibir de parte de Augusto Pinochet la banda presidencial.

Su período presidencial, se desarrolló en una situación país compleja. Aylwin y su gobierno se enfrentaron a la difícil misión de restablecer la democracia bajo la mirada vigilante de las Fuerzas Armadas, en un período en que sus integrantes aún gozaban de las garantías que ellos mismos habían establecido y en el cual la lealtad del estamento castrense hacia su general fue casi inquebrantable. Sus primeros proyectos de ley estuvieron destinados a someter al poder militar al poder civil y a desarticular los aparatos represivos de la dictadura, iniciando la denominada "Transición a la Democracia". La presidencia tuvo que lidiar con las amenazas de Pinochet de interrumpir la democracia ante las acusaciones o intentos de procesos de militares. Dado que la Ley de Amnistía de 1978 permanecía vigente, Patricio Aylwin decretó la creación de la Comisión de Verdad y Reconciliación para esclarecer los crímenes contra los derechos humanos cometidos durante la dictadura. En marzo de 1991, dicha comisión presentó el Informe Rettig, en el que se detallaron las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura.
Pablo de Rokha
Poeta Chileno
Autor de una de las producciones poéticas más contestatarias y polémicas que emergieran en Latinoamérica a mediados del siglo XX, Pablo de Rokha -seudónimo de Carlos Díaz Loyola- nació en Licantén, Región del Maule el 17 de octubre de 1894. Sus primeros años transcurrieron en la zona central del país, acompañando a su padre, José Ignacio Díaz, en variados trabajos esporádicos que este desempeñaba, tales como administrador de fundos o jefe de aduanas y de límites cordilleranos. Su juventud fue conflictiva y rebelde, siempre en contradicción con el conservadurismo cultural y político de su región natal. Sufrió el rechazo de sus educadores, tanto en la Escuela Pública N° 3 de Talca, como en el Seminario Conciliar de San Pelayo, del que fue expulsado en 1911 por leer y compartir con sus compañeros -quienes lo apodaban el Amigo Piedra-, libros considerados de autores blasfemos, como Rabelais y Voltaire. Esta expulsión fue la oportunidad para que el futuro poeta emigrara a Santiago.

Establecido en la capital se matriculó en las carreras de Derecho e Ingeniería en la Universidad de Chile, pero muy pronto las abandonó, por esos años trabó amistad y relación con otros intelectuales vanguardistas de la época, como Pedro Sienna, Ángel Cruchaga Santa María y Vicente Huidobro, entre otros, y descubrió la filosofía de Nietzsche, la poesía de Walt Whitman y de los poetas malditos. Trabajó como periodista en los diarios La razón y La mañana y publicó sus primeros poemas en la revista Juventud. En 1914, estando en Talca, recibió el poemario Lo que me dijo el silencio, firmado por Juana Inés de la Cruz, primer seudónimo de Luisa Anabalón Sanderson, quien en 1916 será su esposa y adoptará el nombre literario de Winett de Rokha. Ese mismo año el poeta publicó su primer conjunto de poemas, "Versos de infancia", en la antología Selva lírica.

De Rokha articula su obra en un convulsionado contexto nacional e internacional, caracterizado por la decadencia del orden oligárquico en Chile y la consolidación del fascismo, el nazismo y el estalinismo en Europa, como preludio a la Segunda Guerra Mundial. También fue la época en la que la participación de las masas se acrecentó, espoleada por el avance de la industrialización y de las democracias en América Latina. Hacia 1930, Pablo de Rokha ya demostraba ser un ferviente defensor del marxismo-leninismo -ideología que el poeta vinculaba a la ética cristiana- y del estalinismo soviético, inclinación que lo impulsó a militar en el Partido Comunista y a adherir en 1936 al Frente Popular.

En Chile importantes críticos coetáneos al poeta, tales como Hernán Díaz Arrieta (Alone) y Raúl Silva Castro, menospreciaron su obra, y ulteriormente la investigación crítica sobre la misma ha sido exigua. El crítico literario que ha trabajado de modo más vasto la poesía, el pensamiento y la estética rokhiana es Naín Nómez, quien propone en Pablo de Rokha: una escritura en movimiento (Santiago: Documentas, 1988), analizar su producción en tres etapas.

La primera, que va desde 1916 hasta 1929, se caracteriza según el crítico por la influencia del Romanticismo y una perspectiva anarquista entrelazada con elementos bíblicos y religiosos. En este período, De Rokha dirigió la revista Numen, publicó en Claridad su obra "El folletín del Diablo"; y autoeditó su libro Los gemidos (1922), que fue ignorado por la crítica, más entusiasmada con el modernismo y el mundonovismo imperantes. De esta época fecunda son también U (1926); Satanás, Suramérica y Heroísmo sin alegría (1927); y Escritura de Raimundo Contreras (1929).

Sus trabajos del período 1930-1950 están marcados por el activismo político, a través de textos que buscan una dialéctica entre lo individual y lo social, como Canto de trinchera (1929-1933), Imprecación a la bestia fascista (1937), Cinco cantos rojos (1938), Morfología del espanto (1942), Arenga sobre el arte (1949) y Carta magna de América (1948), que incluye la Epopeya de las bebidas y comidas de Chile. En estos años De Rokha funda su propia revista, Multitud: revista del pueblo y la alta cultura (1939), que más tarde se convierte también en editorial.

Durante sus últimas dos décadas, se entretejen en la escritura rokhiana el optimismo revolucionario, la protesta social y el amor desgarrado por la muerte de Winétt de Rokha, quien acusa el golpe en el libro Fuego negro (1953). Su histórica rivalidad con Pablo Neruda se agudizó con la publicación de Neruda y yo (1955), ensayo en el que De Rokha califica al parralino de "artista burgués" y lo acusa de plagio. La controversia continuó luego con la publicación de Genio del pueblo (1960), libro donde dialogan 111 personajes de la cultura letrada y popular, entre los cuales aparece Neruda bajo el nombre de Casiano Basualto. En 1961 publicó Acero de invierno, libro en el que aparece su poema "Canto del macho anciano" y en 1967, el que sería su último libro, Mundo a mundo. Un año después, el 10 de septiembre y a los 73 años de edad, el poeta se quitó la vida. Luego de su muerte, se publicó Mis grandes poemas: antología que amplía la primera recopilación poética del autor, Pablo de Rokha. Antología: 1916-1953, publicada en 1954.

Pablo de Rokha recibió el Premio Nacional de Literatura en 1965 por una obra siempre fiel a una visión de mundo rupturista y receptiva a los elementos de la modernidad, pero profundamente enraizada en lo chileno.
Violeta Parra
Cantaautora Chilena
Amiga soy de la lluvia
porque es un arpa cantora
de alambres y de bordonas
que tuntunean con furia...
Violeta Parra

Violeta Parra constituye un referente de la música popular chilena para el mundo. Su veta artística se plasmó en numerosos matices: artista de radio, compositora y recopiladora folclórica, artista plástica, poeta. Su obra pudo llegar al público masivo gracias a la efectiva relación que tuvo la artista con la industria musical, convirtiéndose así en un ejemplo de cómo la industria y el arte pueden tener una relación armoniosa.

Hija de una familia tradicional del sur de Chile, Violeta vivió su infancia en distintas localidades de la zona de Chillán, sector donde tuvo sus primeras experiencias artísticas.

Tempranamente se inició en el canto. Ello le permitió en forma precoz, a los 17 años, cantar en distintos restaurantes acompañada de su hermana Hilda. Luego de su traslado a Santiago, en aquel mismo ambiente, conoció al ferroviario Luis Cereceda, con quien contrajo matrimonio en 1938 y formó una familia. Su matrimonio terminó diez años después. La desilusión provocada por este amor, marcó gran parte de la vida y obra de la artista.

Su existencia estuvo marcada por los constantes viajes, tanto dentro del país como hacia el extranjero. Todas las experiencias obtenidas de este constante ir y venir, le otorgaron un notable bagaje cultural y el conocimiento tanto de la realidad chilena, como del acontecer universal, constituyéndose en una especie de testimonio de identidad desde Chile hacia el mundo.

Gran parte del movimiento musical chileno generado desde la década de 1950, tuvo en Violeta Parra y su familia un punto de partida. Con estrechos lazos con el movimiento conocido como Nueva Canción Chilena, Violeta reflejó también la evolución del canto popular a través de los distintos espacios en que la artista tuvo que desenvolverse. Sus composiciones y recopilaciones, además, fueron un punto de referencia para el posterior desarrollo de la música nacional, transformándose en la principal figura de la historia de nuestro folclor.

Pero toda esa sensibilidad que plasmó en su obra, tuvo un triste desenlace en su vida. Su intensidad hasta en las cosas más sencillas, sus fracasos amorosos y sus dificultades económicas, generaron en ella una gran depresión que la condujo al suicidio el día 5 de febrero de 1967.

Su prematura desaparición, sin embargo, dio vida a una figura mítica, cuyas composiciones continúan siendo recreadas tanto por músicos populares como doctos e inspirando las creaciones de nuevas generaciones de artistas. La irreverencia de su discurso y su apasionada defensa de los derechos de los sectores más postergados la han convertido en un referente para diversos movimientos sociales y su vida ha inspirado varios libros biográficos e, incluso, una película, Violeta se fue a los cielos (2011), de Andrés Wood.
Vicente Huidobro
Poeta Chileno
Vicente Huidobro, seudónimo literario del poeta Vicente García-Huidobro Fernández, es considerado por la crítica literaria nacional e internacional como uno de los principales divulgadores del movimiento poético vanguardista en Chile y América Latina durante el primer tercio del siglo XX, especialmente por el desarrollo de su teoría estética conocida como creacionismo.

Nació en Santiago el 10 de enero de 1893, en el seno de una familia aristocrática. Su primera educación formal la recibió de institutrices inglesas y francesas, para ingresar más tarde al Trinity College y, posteriormente, al Colegio San Ignacio de la Compañía de Jesús. En 1910 comenzó estudios de literatura que no completó en el antiguo Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Fuera del espacio universitario, desarrolló su educación literaria en las tertulias que oficiaba su madre, María Luisa Fernández Bascuñán, con ayuda de quien editó en 1912 la revista Musa joven.

En 1911, a los 18 años, Huidobro publicó Ecos del alma y, antes de cumplir 21 años, ya había publicado otros cuatro libros: Canciones en la noche, La gruta del silencio, Las pagodas ocultas -todos en 1913- y Pasando y pasando en 1914; los que han representado para la crítica un periodo de aprendizaje poético en la trayectoria literaria de Huidobro. Caracterizado por su relación con las tendencias literarias imperantes en esos años y, sobre todo, con el Modernismo hispanoamericano, este periodo culminó con la publicación de Adán (1916), libro en el que se han observado algunos rasgos característicos del creacionismo.

Después de una breve estadía en Buenos Aires, acompañado por la poeta Teresa Wilms Montt (1893-1921), Vicente Huidobro partió rumbo a Europa junto a su familia en 1916. Este viaje -particularmente su estadía en París- marcó el comienzo de una segunda etapa en su producción que la crítica ha denominado "vanguardia heroica". Esta arranca con la publicación de El espejo de agua (1916), obra donde comenzaba a desplegarse su teoría creacionista, y se extiende hasta aproximadamente 1921.

Durante estos años, mientras en Chile se vivía un proceso de modernización socioeconómica y cultural que tuvo como una de sus consecuencias la crisis del orden oligárquico tradicional, Huidobro generó un discurso estético rupturista que lo llevó a publicar Horizon carré en 1917 y, luego de su traslado a Madrid en 1918, los libros y folletos Ecuatorial, Poemas árticos, Hallali y Tour Eiffel.

En Europa participó, además, en revistas de vanguardia, estableció relaciones personales con importantes figuras de la creación internacional y publicó Saisons choisies (1921), libro que recoge sus poemas en francés e incluye el famoso retrato del poeta hecho por el artista español Pablo Picasso.

Un tercer periodo de la producción literaria de Huidobro coincide con la publicación de textos fundamentales de su obra como la novela Mío Cid Campeador. Hazaña (1929) y los libros Altazor (1931) y Temblor de cielo (1931), en los que cristalizó su estética creacionista. Durante este periodo también dio a luz un volumen de ensayos titulado Manifiestos (1925) y, por requerimiento del director de cine rumano Nime Mizú, preparó el guión para la película Cagliostro (1923). Por este guión fílmico, Huidobro recibió su único premio en el extranjero, otorgado en Nueva York por la League for Better Motion Pictures.

Asimismo, en estos años el poeta se aventuró a realizar cruces con otras artes como el teatro (Salle Comedie de París), la moda (robes-poemes) y la plástica. De esta última veta nacieron sus emblemáticos caligramas y poemas pintados. En el año 1925, el autor volvió a Chile, publicó el libro Vientos contrarios (1926) y participó activamente en política, fundó el periódico Acción, diario de Purificación Nacional y llegó incluso a presentarse como candidato a la Presidencia de la República.

Durante la década de 1930 -de la mano de su actividad política, que lo llevó a afiliarse al Partido Comunista de Chile y a apoyar las causas republicana española y antifascista-, Huidobro desarrolló una estética que intentaba conciliar la autonomía de la obra literaria y la función social de la literatura, proponiendo un creacionismo de carácter antropológico y humanista. Esta nueva concepción estética, que ha sido leída también como un "creacionismo político" (Neghme, Lidia. "El creacionismo político de Huidobro en En la luna". Latin American Theater Review. Volumen 18, número 1, otoño de 1984, p. 75-82), se manifestó de manera más clara en su producción narrativa y dramatúrgica, especialmente en la comedia En la luna o en la novela La próxima (historia que pasó en poco tiempo más), ambas publicadas en 1934. Este tercer periodo coincidió con la escritura de su último manifiesto, Total (en 1932), y la obra Monumento al mar, en 1937.

Hacia la década de 1940, Vicente Huidobro retomó la escritura de poesía que lo llevó a publicar los libros Ciudadano del olvido (1941) y Ver y palpar (1941). En 1948, aparecido de manera póstuma gracias al trabajo de su hija Manuela García-Huidobro, se publicó Últimos poemas.
Marcela Paz
Escritora Chilena
Esther Huneeus Salas, nació en Santiago, el 29 de febrero de 1902 y falleció en la misma ciudad el 12 de junio de 1985. Fue la segunda de los siete hijos del matrimonio compuesto por Francisco Huneeus Gana y Teresa Salas Subercaseaux. Sus estudios los realizó bajo la supervisión de institutrices, para luego asistir a cursos de escultura y pintura en la Escuela de Bellas Artes, aunque en forma esporádica, durante 20 años. Más tarde viajó a Europa, donde realizó estudios en escultura. Su primer cuento, "En el país de Faberland", lo escribió a los 7 años, edad en la que ya mostraba una marcada predilección por Stefan Zweig, Selma Lagerlöf, Fedor Dostoyevski y Anton Chejov.

Marcela Paz, seudónimo adoptado en honor a la escritora Marcella Auclair y la palabra Paz, inició su producción literaria en 1927 con Pancho en la luna, obra que recibió el premio del Concurso Sanidad. También colaboró con pequeños cuentos o esbozos de historias familiares en las revistas: Lectura, El Peneca, Ecran, Zig-Zag, Eva, Margarita y en la página "Infantil" de La Nación, El Diario Ilustrado y La Tercera, donde utilizó diversos pseudónimos como por ejemplo: Paula de la Sierra, Luki, Retse, P. Neka, Juanita Godoy, Nikita Nipone, entre otros. Asimismo, se desempeñó como directora de la revista Pandilla y de la Editorial Zig-Zag.

En 1933, publicó Tiempo, papel y lápiz, relatos que fueron elogiosamente recibidos por la crítica nacional, en especial por Hernán Díaz Arrieta. En 1934 publicó Soy colorina, obra que fue galardonada con el premio Club Hípico. Luego, en 1947, recibió el premio Los Andes y el premio de honor de la Editorial Rapa Nui por Papelucho, obra fundamental en la literatura infantil nacional. Así, el primer Papelucho, cuenta con más de 70 reediciones, en tanto que el conjunto de 12 títulos supera las 400 ediciones y ha sido traducido al francés, griego, ruso, inglés, italiano y japonés. En 1954, dio a conocer su labor como poeta con Caramelos de Luz.

Marcela Paz participó en la creación del IBBY (International Board on Books for Young People: Organización Internacional para el Libro Juvenil) en 1964; y ese mismo año, junto a Pepita Turina, Alicia Morel, Chela Reyes, Maite Allamand, Virginia Cruzat, Amalia Rendic y Lucía Gevert, iniciaron una campaña que incluyó concursos de cuentos, creación de bibliotecas y visitas a los colegios.

También recibió el Diploma de Mérito, concedido por el Congreso Internacional de IBBY, que la incluyó en la Lista de Honor Hans Christian Andersen en 1968.

El Premio Nacional de Literatura le fue otorgado el 11 de agosto 1982, transformándose así en la tercera mujer en recibir este galardón, antes entregado a Gabriela Mistral en 1951 y Marta Brunet en 1961. El jurado falló por unanimidad en "atención a su dedicación especial al cultivo de la literatura en especial a la narrativa infantil; al hecho de haber creado un personaje literario de alcances nacionales y universales; como una distinción a las numerosas mujeres que en nuestro país cultivan la literatura en forma sobresaliente".

Desde 1985, año de su fallecimiento, se instauró el Concurso de Literatura Juvenil Marcela Paz, que se realiza cada dos años. El 12 de junio de 1995, la Biblioteca Nacional y la Editorial Universitaria organizaron un homenaje y exposiciones sobre su vida y obra
Nicanor Parra
Poeta Chileno
a poesía chilena se endecasilabó
¿Quién la desendecasilabará?
El gran desendecasilabador
Nicanor Parra

"Durante medio siglo la poesía fue el paraíso del tonto solemne hasta que vine yo y me instalé con mi montaña rusa". Con estas palabras Nicanor Parra reconoce el impacto que su poesía causó en la literatura nacional. El poeta que subvirtió de manera tajante la lírica chilena en su época, nació en San Fabián de Alico, cerca de Chillán, en 1914, en el seno de una familia campesina. Junto a sus padres y numerosos hermanos -Violeta Parra entre ellos-, constituían una familia de clase media provinciana, sometida a la precariedad económica y continuos cambios de residencia. En 1932 se trasladó a Santiago para concluir los estudios secundarios en el Internado Barros Arana. En esta institución trabó amistad con Jorge Millas, Luis Oyarzún y Carlos Pedraza, con quienes compartió nuevas búsquedas literarias y artísticas. En 1933, ingresó al Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, para iniciar las carreras de matemática y física.

La personalidad inquisitiva y curiosa de Parra lo llevó a explorar todo el horizonte literario y cultural que lo rodeaba, descubriendo diferentes estilos, lenguajes y formas de arte contemporáneo. Este proceso traspasó toda su producción poética y lo llevó a profundizar su propia estética. En su primer libro publicado, Cancionero sin nombre (1935), incorporó la figura métrica del romance, el desarrollo narrativo de los poemas y el hablante poético como personaje de los versos. Según la crítica especializada, el modelo de este poemario fue el Romancero gitano de Federico García Lorca, aunque ya existen elementos que prefiguran la antipoesía. La sintonía con el romance provino del conocimiento de la cultura tradicional campesina que lo rodeó desde niño.

En 1943 viajó a Estados Unidos becado por el "Institute of International Education" para continuar estudios de especialización, y los amplió a partir de 1949 en Gran Bretaña. Este período lo conectó con la literatura y cultura de Norteamérica y Europa, lo que potenció su labor poética. Dos años después de volver a Chile, en 1954, publicó Poemas y antipoemas, el libro que produjo un corte radical en la poesía chilena e hispanoamerica, y marcó la irrupción del modelo antipoético. En este volumen desarrolló su propuesta literaria, distinta de las que practicaban los creadores chilenos en ese momento: la antipoesía. Sus versos cargados de ironía, utilizan un lenguaje cotidiano, directo, con un ritmo que se adapta a la circunstancia a la que se refiere.

La cueca larga (1958) muestra otra de la fuentes de inspiración de Parra: los festivos ritmos populares chilenos, que parodia con destreza.

Desde este momento la producción de Parra se hizo prolífica: Versos de salón (1962), Canciones rusas (1967), Obra gruesa (1969), Artefactos (1972), Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977), Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1979), Chistes para desorientar a la poesía: Chistes parra desorientar a la policia (1983), Coplas de Navidad (1983), Poesía política (1983), Hojas de Parra (1985). Cada uno de estos libros revelan las premisas del modelo antipoético y la capacidad del poeta para hacerlo evolucionar.

Esta extensa trayectoria posicionó a Nicanor Parra como uno de los protagonistas de las letras chilenas desde la segunda mitad del siglo XX. La influencia de su propuesta estética sobre la cultura nacional le valió obtener el Premio Nacional de Literatura en el año 1969. A los reconocimientos y homenajes que ha obtenido en Chile, Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda (2012), se han sumado importantes distinciones internacionales, entre las cuales destacan el Premio Juan Rulfo en 1991, el Reina Sofía en 2001 y, en 2011, el Premio Cervantes, máximo galardón de la literatura en lengua hispana.
Victor Jara
Cantaautor Chileno
De origen campesino, hijo de un inquilino y una cantora popular, Víctor Jara llegaría a convertirse en uno de los principales referentes de la música chilena y en un testimonio vivo de la creación artística popular.

Luego de deambular por Chillán Viejo y Lonquén, en 1944 llegó a Santiago junto a su familia. Su juventud estuvo marcada por sus estudios de contabilidad, su ingreso al Seminario de la Orden de los Redentores de San Bernardo y su cumplimiento del servicio militar obligatorio. Se incorporó en 1953 al coro de la Universidad de Chile, momento en que inició formalmente su incursión en la música que ya había sido motivada por la labor de interpretación y recopilación folclórica de su madre, Amanda Martínez.

Sin embargo, su primera opción académica fue el teatro. Estudió, entre 1959 y 1961, actuación y dirección en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Durante toda la década de 1960 se consolidó como uno de los mejores directores de la escena chilena, obteniendo numerosos premios y reconocimientos del público y la crítica especializada. Fue, así, uno de los directores teatrales más importantes de su tiempo.

Paralelamente, su labor en la música popular la construyó desde su participación en el grupo Cuncumén, con el que trabajó entre 1957 y 1962. Su creación musical tendió al rescate de la tradición popular y la reivindicación social de las clases desposeídas del país. En este marco, fue director artístico del conjunto Quilapayún (entre 1966 y 1969), colaboró con el conjunto Inti Illimani y fue número estable de la reconocida Peña de los Parra.

Tuvo una fructífera carrera como solista y compositor. Su discografía es una de las más ricas e interesantes de su tiempo. En 1969 obtuvo el triunfo en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, con su composición "Plegaria a un labrador", que interpretó acompañado del conjunto Quilapayún. Se transformó, así, en uno de los principales símbolos de este movimiento musical.

Desde 1970 asumió un fuerte compromiso político participando activamente en la campañas electorales de la Unidad Popular y en el gobierno de Salvador Allende. En 1971 ingresó al cuerpo de artistas estables de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado. El 11 de septiembre de 1973 acudió a cumplir sus labores a dicha universidad, donde fue tomado prisionero por tropas del Ejército de Chile, siendo brutalmente torturado y asesinado en el Estadio Chile. Hoy, ese estadio lleva su nombre.
Manuel Rojas
escritor autodidacta Chileno
Nunca he podido pensar como pudiera hacerlo un metro, línea tras línea, centímetro tras centímetro, hasta llegar a ciento o a mil, y mi memoria no es mucho mejor: salta de un hecho a otro y toma a veces los que aparecen primero, volviendo sobre sus pasos sólo cuando los otros, más perezosos o más densos, empiezan a surgir a su vez desde el fondo de la vida pasada.

Manuel Rojas. Hijo de ladrón. Madrid: Cátedra, 2001, p. 53

Manuel Rojas Sepúlveda fue un escritor autodidacta que revolucionó la forma narrativa, rechazando el realismo tradicional del naturalismo y el criollismo en boga hasta la fecha, cambiando las estructuras y el lenguaje tanto como la sensibilidad de los personajes y las situaciones narrativas. Incorporó a la literatura chilena rasgos propios del superrealismo que comenzaron a aparecer en la generación de 1927, a la que se adscribe junto a otros autores de carácter innovador como Juan Emar y Salvador Reyes.

En su novela Hijo de ladrón, presentada al concurso realizado en 1950 por la Sociedad de Escritores de Chile con el título Tiempo irremediable, Manuel Rojas introdujo el monólogo interior (o corriente de la conciencia), específicamente en el fragmento conocido como "La herida". Es la primera vez que en la narrativa chilena aparecen en forma consciente los procedimientos utilizados en la novela anglosajona, sobre todo por James Joyce y William Faulkner.

Otro rasgo importante, entre las innovaciones narrativas que aportó Manuel Rojas a la literatura nacional, es la incursión sicológica y existencial en sus personajes, situados en una condición de marginalidad social: ladrones, pescadores, aventureros, actores de teatro, bohemios, anarquistas, obreros revolucionarios y adolescentes en su proceso de formación. Uno de sus personajes más importantes, Aniceto Hevia, es precisamente un adolescente en formación, la que es representada en la conocida tetralogía de aprendizaje, constituida por las novelas Hijo de ladrón (1951), Mejor que el vino (1958), Sombras contra el muro (1964) y La oscura vida radiante (1971).

La obra de Manuel Rojas tiene fuertes rasgos autobiográficos. El mismo autor fue protagonista de aventuras que lo llevaron a atravesar la cordillera de Los Andes a pie por el Cajón del Maipo y a desempeñar múltiples oficios en su vida: apuntador de teatro, cuidador de faluchos (lanchas) en Valparaíso, obrero y viajero incansable; experiencias que quedaron plasmadas en textos como A pie por Chile, Lanchas en la bahía o los escritos recogidos en su Antología Autobiográfica.

Una de las experiencias más importantes en la formación intelectual de Manuel Rojas, fue el contacto con los integrantes del movimiento anarquista de la época, entre los que se encontraban el escritor José Santos González Vera (1897-1970) y el malogrado poeta José Domingo Gómez Rojas, quién fue el que lo incentivó y convenció de su vocación literaria. Dan cuenta de ello variadas entrevistas y artículos y notas periodísticas y su propia obra, sobre todo su última novela La oscura vida radiante, en la que la historia de Gómez Rojas aparece retratada en la figura del poeta Daniel Vásquez.

A partir de estas experiencias, además de su nutrida obra narrativa, Manuel Rojas escribió textos de carácter teórico como Apuntes sobre la expresión escrita y una Breve historia de la literatura chilena. Además colaboró regularmente con variados artículos en la revista Babel. También incursionó en la poesía, tempranamente, con el soneto "Gusano", antologado en la revista Los Diez, los libros Tonada del transeúnte (1927) y Deshecha rosa (1954). Recibió el Premio Nacional de Literatura en 1957. Manuel Rojas falleció el 11 de marzo de 1973.